Mis besos no son puntos de sutura, no pretenden curar ninguna herida vieja sino, en todo caso, abrir una nueva.
Mis besos no son puntos de cremallera porque no se trata cerrar ninguna boca sino, al contrario, conseguir que se quede entreabierta.
Mis besos no son puntos de soldadura, aunque se queden fijados en tu memoria. Si notas que te cuesta trabajo despegártelos de la boca, que sepas que no es por el estaño, sino porque van recubiertos de gominola.
Mis besos son puntos de partida, sin rumbo fijo, sin otra dirección que la tuya, sin otro sentido que el de cruzarnos la vida.
Mis besos son puntos de vista, un irme acercando a ese modo de ver la realidad tan de cerca, tan estrábico, que tengo que sujetarte con los labios para poder acertar con la lengua.
Mis besos son puntos de inflexión cuando lo cóncavo en que algunas veces me convierto, pasa a ser tu lado convexo.
Mis besos son puntos y seguido. O, a veces, cuando los doy sordos y chiquitos, pueden parecerte...
Aunque sé que algunas veces mis besos no son puntos, sino rayas que trazan garabatos frenéticos y urgentes o dibujos simples y cadenciosos que confunden las manecillas o letras minuciosamente manuscritas con caligrafía gótica sobre vello y lunares.
Algunas veces mis besos no son puntos, sino otro modo de explicarte el tiempo.
Quizás el único modo.
EL BESO
Hoy, no sé por qué, el viento ha tenido un
hermoso gesto de renuncia, y los árboles han
aceptado su quietud.
Sin embargo (y es bueno que así sea) una guitarra
organiza obstinadamente el espacio de la soledad.
Acabamos sabiendo que las flores se alimentan en
la fértil humedad.
Ésa es la verdad de la saliva.
(José Saramago, versión Ángel Campos Pámpano, 2005)
ELOGIO DE LA SUPERVIVIENTE
En tu cuerpo, escrito:
la infancia como una enorme sala húmeda
hospitales donde trasplantan cicatrices
una temible aguja que se abreva en tu piel
terror a cruzar puentes sobre las autopistas
diez años de indagación sobre el suicidio
desamor golpes y la más extrema
clandestinidad del llanto.
El cuerpo del deseo es el del sufrimiento.
Ahora yo también escribo en él
con esperma y con besos, arrastrando las sílabas.
Francamente: eres tan hermosa
que todas las mujeres son hermosas.
Nace mi lengua en tu boca de tabaco tibio.
Pero esto te lo diré de otra manera:
no hay más derrota que el morir, la muerte
de un solo trago o a sorbos. Y hasta entonces
sigue tu música y la lucha sigue.
(Jorge Riechmann)
muac
ResponderEliminar