Que la vida es una tómbola, ya lo sabemos gracias a Marisol. Y puede que se supiera desde mucho antes de Augusto Algueró.
Que la vida no sólo es una tómbola, sino que es la única tómbola en la que puede tocarte bueno o malo sin meter -y mucho más fácilmente de lo segundo-, tampoco es nada que nos sorprenda a partir de una cierta edad.
Dentro del ying siempre hay un poco de yang, eso lo sabemos por el anagrama ese tan chulo que tienen los chinos en los colgantes. Con el Tao, Lao Tsé nos explica que todo tiene causa y consecuencias.
Que, si naciste "pa martillo", del cielo te irán cayendo los clavos -o una enorme orca simpatiquísima y terrible-, nos lo dejó muy claro Rubén Blades. Y podría añadir que nadie se baña dos veces en el mismo río -especialmente si está helado-, que no se puede estar Opé y en paradero desconocido, que el hielo es mucho más duro que el cemento.
Lo que quizás no sea tan conocido es que óxido debe ser eso con que el amor nos salva la vida cuando lo exponemos, sin concesiones, sin aliento, a la ferocidad de la intemperie.
...Te amo y te lo grito estés donde estés,
sordo como estás
a la única palabra que puede sacarte del infierno
que estás labrando como ciego destructor
de tu íntima y reprimida ternura que yo conozco
y de cuyo conocimiento
ya nunca podrás escapar...
(Gioconda Belli)
LITURGIA
Querida amiga:
estamos aquí reunidos
para celebrar un beso.
Estamos aquí reunidos
desvistiéndonos de circunstancias,
ataviados con las ganas hechas encaje,
rezumando presente por los ojos
y con el corazón galopando salvaje
desde el prado de los promontorios.
Vamos a palparnos los filos
hasta encontrar las certezas erizadas,
hasta llegar a un acuerdo
con la sangre atrincherada bajo el tumulto.
No hay que decir más palabras que las justas,
expulsando el aire que tanto nos separa,
dejemos que ardan la piel y la inconsciencia
mientras el tiempo se derrumba
a nuestro alrededor.
Celebremos con el lenguaje de los cuerpos
este beso fresco, húmedo, afilado,
que nos unte de la materia del presente.
Que nos ciegue el resplandor de la fragua
que convierte un beso ágil y fuerte
en la llave que abre la puerta de otra vida.
No obstante, el futuro todo lo oxida.
me dispongo a ver...
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