Ahórrame. Ahórrame, pero puedes hacerlo poco a poco, no es necesario que te prives de nada ni que hagas ningún sacrificio.
Dóblame y veme guardando en el bolso, en una carpeta, en una caja. O mejor, en el bolsillo de atrás del pantalón.
Cada semana un poco. Y escóndeme en el cajón de la lencería, debajo del joyero, detrás de un cuadro. Entre las páginas de un libro, encima de un armario, dentro del botiquín.
Pero ahórrame -que ya sabes que quien guarda halla- por si vinieran tiempos peores. Méteme entre el somier y el colchón de tu cama. O en el zapatero o en la cocina o en la entrada o en un bote de cristal.
Por favor, no me olvides a plazo fijo, que luego tal vez no pueda estar disponible en el momento que me necesites. No me metas en una cuenta, que hay demasiada corriente allí dentro y me puedo resfriar. Ni juegues conmigo en bolsa, que me puedo asfixiar o hasta caer en manos de capital extranjero.
Ya sabes que no valgo tanto como el dinero, pero ahórrame, por favor, haz un esfuerzo. Por si vinieran tiempos duros y necesitaras de improviso un abrazo en el que meterte.
Ahórrame del todo, para no tener que ahorrarme los detalles; y mucho menos los escabrosos. Si tú me ahorras, verás como siempre te pongo el mayor interés. Y luego, cuando sea necesario, me tendrás en efectivo, cantante y asonante, un poco más crecido, contento de que me eches mano. Aliviado de estar a punto para ahorrarte a ti malos ratos.
O si lo prefieres, entretanto me ahorras, inviérteme en ti.
O si lo prefieres, entretanto me ahorras, inviérteme en ti.
Oh sí
hay cosas peores que
estar solo
pero a menudo toma décadas
darse cuenta de ello
y más a menudo
cuando esto ocurre
es demasiado tarde
y no hay nada peor
que
un demasiado tarde
(Charles Bukowski)
Maravilloso, "el ahorro es la base de la fortuna", agregaría yo... Besos mil.
ResponderEliminar