domingo, 2 de junio de 2013

Largo brazo

¿Y por qué no escribir algo simple,
mediocre, cursi o sin gracia? ¿Por qué
no escribir algo ilegal, inmoral
o que engorde?

Es mentira
lo que parecía verdad. Éste
que escribe aquí, no soy yo,
es cierto. Lo he dicho muchas veces
y me he reído con ganas
de quienes me confunden siempre
con el autor de estos versos.

No soy yo el que aquí escribe,
no soy yo. Pero,
aunque no soy yo,
tampoco puedo dejar de serlo.

Me he dado cuenta ahora mismo,
cuando, pensando qué era
lo que quería decir realmente
sobre la muerte,
he entendido que no puedo
escribirlo y salir impune
del dolor de la desnudez.

Ni puedo ser yo,
ni puedo dejar de serlo.
Escribir es, en el fondo,
un modo de huir de uno mismo.
Una manera de inventarse mejor,
un modo de darse por bien empleado.

Escribir es contradecirse
sobre el eslabón más débil de la cadena.
Y creer que no crujirá el papel
si conseguimos leerlo
desde suficientemente lejos.

La ley y algunos poetas
tienen el brazo muy largo.
Pero yo no. Y aunque me sobra edad
tampoco tengo la vista tan cansada
como para poder escribir versos desvestidos
sin correr a taparme con un pronombre
alguna, varias, todas mis verrugas


CONTRADICCIONES, PÁJAROS

Las verdades son la única verdad,
esas pequeñas huellas
de nuestra historia.
Si las verdades dijeran la verdad
mentirían.

Aunque las verdades
también mienten con su verdad:
la contradicción,
ese nido de pájaros crujiendo.

Las contradicciones parecen insufribles
en nuestro mundo.
Pero uno intenta
huir de ellas
como los pájaros:
huir quedándose.

(Ángeles Mora, Contradicciones, pájaros, 2000)




EL ESPEJO DE LOS ESPÍAS

Estamos al fin hechos
a cierta imagen y semejanza vana
de esta violencia que se ha llamado vida.
Que cada día
nos arrastra de nuevo
para llevarnos siempre
al mismo sitio.

Así el lenguaje
acaba siempre siendo un animal
herido, un topo que no zapa,
mudo,
helado espejo de los espías.

(Ángeles Mora, Contradicciones, pájaros, 2000)

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